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MIS COSAS,MEZCLADAS“COMO EN UN CUBILETE”

MIS COSAS, MEZCLADAS “COMO EN UN CUBILETE"

Al final la vida tiene esa costumbre

de mezclar su cubilete de tal forma,

que no hay quien pueda llegar hasta la cumbre

sin sufrir estrictamente algunas normas.

(Mara.- Víctor Heredia)



Después de unos cuantos años de ir y venir -sobre todo ir-; cuando llega el tiempo de venir -sobre todo venir-, las cosas de mi equipaje íntimo andan mezcladas, “como en un cubilete”, en mi alforja vital. Me he propuesto ir sacándolas sin más orden que como vayan surgiendo.

Son instantes que las cosas que me rodean –mis cosas- me han hecho revivir. Hay importantes y menos importantes. Las que aquí describo parecen intrascendentes, y tal vez lo sean, pero son “estas pequeñas cosas” las que me están ayudando a recuperar un tiempo olvidado y que yo creía “a olvidar”, el de la infancia, adolescencia y parte de mi juventud, “mi vida oculta”; una historia que parecía muerta, pero estaba simplemente escondida. No es mi historia, mi historia no merece relato, es la historia de mis cosas, entre las que he crecido y vivido. No hago juicio de valor, ni reproche, solo cuento, porque la historia no se reprocha, se cuenta, se canta, porque “El que canta es el primero en recibir los beneficios de la melodía: alegría en el corazón, paz del espíritu, felicidad”

Serán dibujos, fotografías -en blogs separados-, Palabras robadas, "Encuentros", canciones, tipos de mi infancia"Mis cosas..y "Cosas mías", que no es lo mismo. A partir de ahora, "vuestras". Para conocer el hilo y sentido del blog sería recomendable comenzar por las primeras entradas.

lunes, 9 de enero de 2017

90 Encuentro 20: con la "furgoneta de la esperanza"

Lo mejor está por venir


El pensamiento es previo a la emoción, y ese pensamiento es el que nos hace sentirnos bien o mal.
(María Jesús Álava Reyes - La inutilidad del sufrimiento.- La esfera de los libros )


Hace unos años andaba yo husmeando en la oscuridad; eran los tiempos en los que mis augurios estaban marcados por el pensamiento de que “lo peor no había llegado” y casi siempre me daba la razón; cada paso proponía dificultades mayores que el anterior; nunca veía las soluciones.
Hasta que una mañana apareció aparcada en la puerta de mi casa una furgoneta de reparto; ¿o acaso era de recogida? estuvo mucho tiempo allí, aparcada, recordándome cada mañana que “lo mejor estaba por llegar”. Debe de ser así, porque miro alrededor y lo que veo no me gusta: crispación, desencuentro, tensión, sufrimiento…..
Cuando me asaltan las evidencias, -no son presagios, ni malos pensamientos-, es la realidad escupida a la cara con insolencia, me vuelve a la memoria aquella furgoneta, que ahora está aparcada en el corazón. Y me recuerda “No tengas miedo, mira la vida en clave de oportunidad y encontrarás soluciones”.

 Mirad gustad- y ved, que bueno es el Señor 
(Salmo 34)

En esa clave comparto este encuentro con la "furgoneta de la esperanza” y ante tanta crispación y desencuentro, quiero dar la bienvenida a un año del que espero mucho: dar y recibir. Quiero especialmente dar varias bienvenidas:
  • Bienvenida la discrepancia que nos conduce a mejorar lo que hacemos y somos.
  • Bienvenida la tensión y la crispación –no la guerra- que rearma el amor y la amistad.
  • Bienvenida la dureza que precede y provoca la ternura.
  • Bienvenido el “absoluto” que permite y conduce a lo relativo.
  • Bienvenida la palabra que acerca los corazones, aunque distancie las opiniones.
  • Bienvenido el silencio que nos enseña a mirar al alma.
  • Bienvenido un mundo, en el que cabemos todos.
  • Bienvenido el malestar que me produce la intolerancia que no puedo evitar.
  • Bienvenido el sufrimiento inherente al amor y a nuestra condición humana.
  • Bienvenida la noche que sucede al día,
  • y el día que sucede a la noche.
  • Bienvenida la oscuridad, pretexto para la luz.
  • Bienvenido el mejor año de nuestra vida, el que está por venir; lleno de esperanza y optimismo, a "pesar de los pesares".


“….rápidamente vemos en los acontecimientos la parte negativa, las dificultades, los obstáculos, en lugar de las oportunidades que encierran. Al final sufrimos y, de nuevo, sufrimos inútilmente.”
(María Jesús Álava Reyes. “La inutilidad del sufrimiento”. La esfera de los libros).